En pocos días nuestro Ministro de Educación anunciará una nueva etapa del plan de privatización de la educación tecnológica en escuelas públicas de la Provincia de Buenos Aires.
Exijamos la enseñanza con software libre en los colegios.
Mucha gente solo sabe usar los productos informáticos distribuidos por la mayor empresa monopólica del mundo: Microsoft. Muy poca gente conoce otros sistemas que no sean MS Windows, MS Office, MS IExplorer y MSN Messenger. Este tipo de software requiere el pago de una licencia de uso bastante onerosa y, peor aún, la aceptación de un contrato por el cuál el usuario está obligado a renunciar a algunos de sus derechos más importantes, como ser la posibilidad de usar su software para cualquier cosa, sea lo que sea que uno necesite, la posibilidad de saber cómo funciona y verificar que haga lo que uno cree que debería hacer, la posibilidad de mejorar el sistema o pagarle a un programador o empresa de su confianza para que lo mejore, y el derecho a ser solidario con nuestra familia, amigos y colegas ofreciéndoles una copia del software que usamos, incluso del software que hemos mejorado en algún aspecto. Todo esto está prohibido por el contrato de usuario de Microsoft, con lo cual mucha gente usa este software de manera limitada e ilegal, poniendo en riesgo su trabajo, su patrimonio y su información. Microsoft no es la única empresa que vulnera los derechos de los usuarios, en realidad son muchísimas las que hacen esto, pero ésta es la que comete los abusos más difundidos porque es la que ostenta el monopolio más poderoso. La inmensa mayoría de la población sabe que esos sistemas son inseguros pero frecuentemente los usuarios creen erróneamente que la inseguridad es inherente a la informática. Si usted usa computadoras, puede creer, por ejemplo, que los virus informáticos son tan naturales como los biológicos. Pero no es así, MS Windows es el único sistema operativo con problemas de virus y esto se debe a decisiones comerciales de la propia empresa Microsoft, por irracional que parezca a simple vista. La mayoría de las empresas, especialmente las PyMEs, hoy en día son dependientes del software privativo que produce el mayor monopolio mundial, porque sus dueños y empleados son "adictos" al uso de ese software, porque desconocen las alternativas existentes y creen que no podrían trabajar mejor con otra cosa. Esta situación de dependencia se adquiere fundamentalmente por la práctica y la educación, por la propaganda engañosa y por las limitaciones que se impone, lamentablemente con ayuda del Estado, al desarrollo de servicios informáticos respetuosos de los derechos de los usuarios. Es un mecanismo que comenzó en la década de 1970, por lo tanto existen varias generaciones de usuarios que llevan años usando el software bajo la creencia de que no hay alternativas ni posibilidades de terminar con el abuso y la inseguridad. Incluso muchas personas pierden de vista el hecho mismo de que están frente a un monopolio, no lo piensan, no son conscientes de ello. Pero la culpa no es de la gente, es de la desinformación en la que nos mantienen. Cuando aprendemos una herramienta compleja suele ser difícil cambiarla por otra que cumpla la misma función, aunque la nueva herramienta lo haga mejor. Sobre todo si la vieja herramienta se diseñó de tal manera de dificultar que utilicemos nuestros datos con algún sistema de otros proveedores. Microsoft logra esto usando formatos de archivos no estándar. No tenemos siquiera el control sobre nuestra información y el modo en que se almacena. Es como si usaran tuercas de siete caras, solo se podrían usar con sus herramientas y no con las herramientas estándar para tuercas hexagonales. Para colmo, con cada nueva versión de sus programas, cambian el número de caras, forzándonos a adquirir, o conseguir ilegalmente, nuevas versiones del sistema, que además son más pesadas aunque cumplan la misma función, lo que nos obliga a gastar más para adquirir computadoras más potentes. En general se puede decir que ya nadie duda que los monopolios comerciales propenden al abuso contra sus clientes, debido al poder que acumulan. Cualquier empresario, comerciante o profesional, de cualquier rama del comercio, la industria y los servicios, sabe que debería aplicarse y mejorarse la legislación y mecanismos contra la formación de monopolios. Es contra la constitución que el Estado obligue a los ciudadanos a ser clientes de una determinada empresa. A la vez, el Estado discrimina a las empresas que ofrecen competencia, en especial a las que basan sus modelos de negocio en el software libre. Por si fuera poco, se crea una distorsión del mercado al apoyar expresa y exclusivamente a una empresa sentenciada judicialmente y penada como monopolio en los dos mayores mercados del mundo: Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, poca gente piensa que nuestro Gobierno tiene a su alcance todos los medios necesarios para poner límites al abuso de Microsoft, sus socios y sus "partners". No es la única política que debería implementar el Estado, pero la manera más efectiva de reducir la dependencia de nuestra sociedad respecto del monopolio sería enseñar a nuestros hijos el uso y los fundamentos del software libre desde el colegio mismo. El software libre es el software que se distribuye con una licencia de uso o contrato que respeta los derechos fundamentales de los usuarios. Estos derechos fundamentales son el derecho a usar el sistema para cualquier actividad que uno necesite, el derecho a conocer cómo funcionan los programas que uno usa y adaptarlos a las propias necesidades, el derecho a ayudar a los amigos y colegas entregándoles copias del software que uno tiene, y el derecho de contribuir a la sociedad distribuyendo copias mejoradas del software, ya sea gratuitamente o como un servicio pago. Los usuarios que no son programadores también pueden aprovechar estos derechos, por ejemplo contratando a un programador de su confianza que haga las modificaciones requeridas. Se puede ahorrar dinero al no pagarle licencias a Microsoft, gracias al uso de software libre, pero no es lo más importante. Usar software libre no es totalmente gratis, porque a los trabajadores que lo ponen a punto hay que pagarles igual, pero incluso sería muy favorable para los proveedores nacionales, si el Estado invirtiera esos millones en producción de software libre en el país, como lo hace por ejemplo Brasil, estimulando el crecimiento económico, científico y tecnológico local. En particular en la educación es sumamente importante el software libre, porque puede ser estudiado y manipulado por los estudiantes sin restricciones, por lo tanto es el único que permite aprender los fundamentos de su tecnología y realmente posee alto valor pedagógico. Por supuesto, Microsoft sabe que la mejor manera de generar usuarios adictos y una sociedad dependiente de sus productos es imponer su uso desde la educación infantil. Por eso Microsoft invierte mucho para convencer a los funcionarios y directivos para que utilicen software privativo en las escuelas. El software libre, a diferencia del privativo, no genera usuarios dependientes de productos particulares, por el contrario, permite conocer metodologías y tecnologías que luego pueden aplicarse usando diferentes productos. Nuestro Gobierno no está formado por un grupo de novatos ignorantes. Nuestro Ministro de Educación es un experto en gestión educativa y si bien no es especialista en software, conoce la situación descrita en los párrafos anteriores. Le hemos ofrecido al Gobierno Nacional y Provincial, en múltiples oportunidades, debatir, buscar soluciones, formar grupos de desarrollo y de estudio para analizar toda esta situación, con integrantes de universidades, ONGs, empresas que ofrecen software libre, y profesionales de variadas ramas, abogados, antropólogos, pedagogos, artistas, además de informáticos. Todo esto fue rechazado por el Gobierno, que solo trabaja con las cámaras que dominan Microsoft, sus "partners" y sus socios proveedores de software privativo. El Ministro Oporto firmó hace dos años un convenio con el monopolio para privatizar la educación informática y ahora trabajan para llevarlo a la práctica. El Plan de Software y Servicios Informáticos 2008/11 para la Provincia de Buenos Aires indica los pasos que están siguiendo en este sentido. El mejor lugar para empezar a profundizar y conocer los fundamentos de todo esto es aquí:
http://www.gnu.org/philosophy/philosophy.es.html
En nuestro país, la Asociación Civil SoLAr, Software Libre Argentina (http://www.solar.org.ar), cuenta con expertos de varias ramas de la sociedad, para ayudar a cualquier persona, empresa, institución privada o estatal/gubernamental que lo solicite. Hay algo que podemos hacer: informarnos, conocer y difundir este mensaje, así el anuncio que hará el Ministro en breve será recibido por oídos abiertos y mentes alertas. No pudimos defender nuestros derechos anteriormente por desconocimiento, defendamos ahora los derechos de nuestros hijos.
Exijamos la enseñanza con software libre en los colegios.
Exijamos la enseñanza con software libre en los colegios.
Mucha gente solo sabe usar los productos informáticos distribuidos por la mayor empresa monopólica del mundo: Microsoft. Muy poca gente conoce otros sistemas que no sean MS Windows, MS Office, MS IExplorer y MSN Messenger. Este tipo de software requiere el pago de una licencia de uso bastante onerosa y, peor aún, la aceptación de un contrato por el cuál el usuario está obligado a renunciar a algunos de sus derechos más importantes, como ser la posibilidad de usar su software para cualquier cosa, sea lo que sea que uno necesite, la posibilidad de saber cómo funciona y verificar que haga lo que uno cree que debería hacer, la posibilidad de mejorar el sistema o pagarle a un programador o empresa de su confianza para que lo mejore, y el derecho a ser solidario con nuestra familia, amigos y colegas ofreciéndoles una copia del software que usamos, incluso del software que hemos mejorado en algún aspecto. Todo esto está prohibido por el contrato de usuario de Microsoft, con lo cual mucha gente usa este software de manera limitada e ilegal, poniendo en riesgo su trabajo, su patrimonio y su información. Microsoft no es la única empresa que vulnera los derechos de los usuarios, en realidad son muchísimas las que hacen esto, pero ésta es la que comete los abusos más difundidos porque es la que ostenta el monopolio más poderoso. La inmensa mayoría de la población sabe que esos sistemas son inseguros pero frecuentemente los usuarios creen erróneamente que la inseguridad es inherente a la informática. Si usted usa computadoras, puede creer, por ejemplo, que los virus informáticos son tan naturales como los biológicos. Pero no es así, MS Windows es el único sistema operativo con problemas de virus y esto se debe a decisiones comerciales de la propia empresa Microsoft, por irracional que parezca a simple vista. La mayoría de las empresas, especialmente las PyMEs, hoy en día son dependientes del software privativo que produce el mayor monopolio mundial, porque sus dueños y empleados son "adictos" al uso de ese software, porque desconocen las alternativas existentes y creen que no podrían trabajar mejor con otra cosa. Esta situación de dependencia se adquiere fundamentalmente por la práctica y la educación, por la propaganda engañosa y por las limitaciones que se impone, lamentablemente con ayuda del Estado, al desarrollo de servicios informáticos respetuosos de los derechos de los usuarios. Es un mecanismo que comenzó en la década de 1970, por lo tanto existen varias generaciones de usuarios que llevan años usando el software bajo la creencia de que no hay alternativas ni posibilidades de terminar con el abuso y la inseguridad. Incluso muchas personas pierden de vista el hecho mismo de que están frente a un monopolio, no lo piensan, no son conscientes de ello. Pero la culpa no es de la gente, es de la desinformación en la que nos mantienen. Cuando aprendemos una herramienta compleja suele ser difícil cambiarla por otra que cumpla la misma función, aunque la nueva herramienta lo haga mejor. Sobre todo si la vieja herramienta se diseñó de tal manera de dificultar que utilicemos nuestros datos con algún sistema de otros proveedores. Microsoft logra esto usando formatos de archivos no estándar. No tenemos siquiera el control sobre nuestra información y el modo en que se almacena. Es como si usaran tuercas de siete caras, solo se podrían usar con sus herramientas y no con las herramientas estándar para tuercas hexagonales. Para colmo, con cada nueva versión de sus programas, cambian el número de caras, forzándonos a adquirir, o conseguir ilegalmente, nuevas versiones del sistema, que además son más pesadas aunque cumplan la misma función, lo que nos obliga a gastar más para adquirir computadoras más potentes. En general se puede decir que ya nadie duda que los monopolios comerciales propenden al abuso contra sus clientes, debido al poder que acumulan. Cualquier empresario, comerciante o profesional, de cualquier rama del comercio, la industria y los servicios, sabe que debería aplicarse y mejorarse la legislación y mecanismos contra la formación de monopolios. Es contra la constitución que el Estado obligue a los ciudadanos a ser clientes de una determinada empresa. A la vez, el Estado discrimina a las empresas que ofrecen competencia, en especial a las que basan sus modelos de negocio en el software libre. Por si fuera poco, se crea una distorsión del mercado al apoyar expresa y exclusivamente a una empresa sentenciada judicialmente y penada como monopolio en los dos mayores mercados del mundo: Estados Unidos y la Unión Europea. Sin embargo, poca gente piensa que nuestro Gobierno tiene a su alcance todos los medios necesarios para poner límites al abuso de Microsoft, sus socios y sus "partners". No es la única política que debería implementar el Estado, pero la manera más efectiva de reducir la dependencia de nuestra sociedad respecto del monopolio sería enseñar a nuestros hijos el uso y los fundamentos del software libre desde el colegio mismo. El software libre es el software que se distribuye con una licencia de uso o contrato que respeta los derechos fundamentales de los usuarios. Estos derechos fundamentales son el derecho a usar el sistema para cualquier actividad que uno necesite, el derecho a conocer cómo funcionan los programas que uno usa y adaptarlos a las propias necesidades, el derecho a ayudar a los amigos y colegas entregándoles copias del software que uno tiene, y el derecho de contribuir a la sociedad distribuyendo copias mejoradas del software, ya sea gratuitamente o como un servicio pago. Los usuarios que no son programadores también pueden aprovechar estos derechos, por ejemplo contratando a un programador de su confianza que haga las modificaciones requeridas. Se puede ahorrar dinero al no pagarle licencias a Microsoft, gracias al uso de software libre, pero no es lo más importante. Usar software libre no es totalmente gratis, porque a los trabajadores que lo ponen a punto hay que pagarles igual, pero incluso sería muy favorable para los proveedores nacionales, si el Estado invirtiera esos millones en producción de software libre en el país, como lo hace por ejemplo Brasil, estimulando el crecimiento económico, científico y tecnológico local. En particular en la educación es sumamente importante el software libre, porque puede ser estudiado y manipulado por los estudiantes sin restricciones, por lo tanto es el único que permite aprender los fundamentos de su tecnología y realmente posee alto valor pedagógico. Por supuesto, Microsoft sabe que la mejor manera de generar usuarios adictos y una sociedad dependiente de sus productos es imponer su uso desde la educación infantil. Por eso Microsoft invierte mucho para convencer a los funcionarios y directivos para que utilicen software privativo en las escuelas. El software libre, a diferencia del privativo, no genera usuarios dependientes de productos particulares, por el contrario, permite conocer metodologías y tecnologías que luego pueden aplicarse usando diferentes productos. Nuestro Gobierno no está formado por un grupo de novatos ignorantes. Nuestro Ministro de Educación es un experto en gestión educativa y si bien no es especialista en software, conoce la situación descrita en los párrafos anteriores. Le hemos ofrecido al Gobierno Nacional y Provincial, en múltiples oportunidades, debatir, buscar soluciones, formar grupos de desarrollo y de estudio para analizar toda esta situación, con integrantes de universidades, ONGs, empresas que ofrecen software libre, y profesionales de variadas ramas, abogados, antropólogos, pedagogos, artistas, además de informáticos. Todo esto fue rechazado por el Gobierno, que solo trabaja con las cámaras que dominan Microsoft, sus "partners" y sus socios proveedores de software privativo. El Ministro Oporto firmó hace dos años un convenio con el monopolio para privatizar la educación informática y ahora trabajan para llevarlo a la práctica. El Plan de Software y Servicios Informáticos 2008/11 para la Provincia de Buenos Aires indica los pasos que están siguiendo en este sentido. El mejor lugar para empezar a profundizar y conocer los fundamentos de todo esto es aquí:
http://www.gnu.org/philosophy/
En nuestro país, la Asociación Civil SoLAr, Software Libre Argentina (http://www.solar.org.ar), cuenta con expertos de varias ramas de la sociedad, para ayudar a cualquier persona, empresa, institución privada o estatal/gubernamental que lo solicite. Hay algo que podemos hacer: informarnos, conocer y difundir este mensaje, así el anuncio que hará el Ministro en breve será recibido por oídos abiertos y mentes alertas. No pudimos defender nuestros derechos anteriormente por desconocimiento, defendamos ahora los derechos de nuestros hijos.
Exijamos la enseñanza con software libre en los colegios.
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