Imagine por un momento que eres el Señor Sauron, pongase en su lugar. Vives del software privativo. Sabes que tu mayor enemigo es el software libre. Sabes que cada ordenador con software libre es un cautivo menos en las galeras de tu fortuna.
Como eres Sauron, el señor que normalmente encabeza la lista Forbes, te la trae pendulona lo que escriba el personal, las manifestaciones de internautas o que los profesionales desprecien tus productos. A esos niveles de poder, con las opiniones ajenas alimentas la chimenea de tu indiferencia. Lo que realmente te importa es seguir en la lista Forbes; lo que te obsesiona, es la cuenta de resultados. Mientras sigas ganando una pasta gansa, ¿qué demonios te importan esos payasetes (piensas tú) del software libre? Así que para seguir en la senda, tu única preocupación tiene que ser: ¿cómo conseguir que no se distribuya el software libre? Dispones de varias tácticas posibles:
Como eres Sauron, el señor que normalmente encabeza la lista Forbes, te la trae pendulona lo que escriba el personal, las manifestaciones de internautas o que los profesionales desprecien tus productos. A esos niveles de poder, con las opiniones ajenas alimentas la chimenea de tu indiferencia. Lo que realmente te importa es seguir en la lista Forbes; lo que te obsesiona, es la cuenta de resultados. Mientras sigas ganando una pasta gansa, ¿qué demonios te importan esos payasetes (piensas tú) del software libre? Así que para seguir en la senda, tu única preocupación tiene que ser: ¿cómo conseguir que no se distribuya el software libre? Dispones de varias tácticas posibles:
- Corrupción. Compras a políticos locales o líderes internacionales para que adquieran tus productos privativos y que sus pueblos se conviertan en esclavos. Es la Estrategia Saruman, que consiste en convertir los elfos en orcos cautivos.
- Amenazas con demandas ruinosas a quien denuncie tus privilegios (el abogado en su versión de arma de destrucción masiva).
- Compras o desacreditas a todos los que se opongan a ti.
- Desacreditas el software libre.
El punto número 3 ya no es factible; aunque destruyeras a Gandalf Stallman saldrían veinte como él. ¡Ay, si lo hubieras sabido a tiempo! ¡Pero no lo sabías! No, dejémonos de tonterías, el punto número 4 es el punto esencial. Se trata de desacreditar el software libre. Ahora la pregunta de oro: si eres Sauron y te interesa desacreditar el software libre, ¿qué puedes hacer? A mí se me ocurre alguna respuesta:
- Creas incompatibilidades entre el s.l. y tu basura (sabotaje externo del producto)
- Introduces gente tuya en las asociaciones de s.l. con una única misión: que no se distribuya (sabotaje de la distribución).
- Fomentas centros de software libre que producen un s.l. tan complejo que nadie salvo expertísimos informáticos puede utilizarlo o incluso introduces errores adrede (sabotaje interno del producto).
- Procuras que tu gente suscite divisiones entre los demás socios y afiliados al movimiento del s.l. sembrando cizaña, metiéndolos en berenjenales políticos que a ti te resultan indiferentes. Mientras discuten, no hacen nada. (sabotaje humano)
- Procuras buscar en todos los manicomios a gente rara con espasmos neuronales para que se enrole en el movimiento de s.l. (sabotaje humano)
Naturalmente, para esas labores de confusión tú no te tomas la molestia de intervenir. Hay profesionales en la materia, algunos a sueldo y otros agentes inconscientes. Bueno, eso es lo que yo haría… No sé lo ustedes harán pero háganse la pregunta. “Si yo soy Sauron, ¿cuál es mi objetivo? Y por lo tanto, ¿cuál será mi estrategia?"
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